jueves, 26 de febrero de 2009

Presentación de Paralelo36 en Granada

GENTES DE LUZ (texto para la presentación en Granada de www.paralelo36.org)

Por José Luis Serrano.

Ni por arriba ni por abajo están claras las fronteras de Andalucía. Por el sur, el paralelo 36 es un muro político y militar contra el que se estrellan o en el que se ahogan “gentes de luz que a las gentes almas humanas les dieron”. Los ciudadanos o están a este lado o están de aquel y los cuerpos no atraviesan los muros. Pero el paralelo 36 también es una membrana tenue que vibra y que se agita por los elementos del entorno. Como muro no deja pasar a las gentes de luz, pero como membrana translúcida de agua del Estrecho, deja pasar la luz de las gentes.

Por el norte, el paralelo 40, el que pasa por Madrid es también una frontera compleja de Andalucía. Más que frontera parece aspiradora: nuestros recursos materiales y humanos son absorbidos por ese extraño estado austriaco y borbónico, escurialense y napoleónico. Pero por la aspiradora no sólo suben nuestros jóvenes licenciados y nuestros impuestos, también sube nuestra luz. Ese estado de tan mala historia no puede usar como identidad a sus periferias del norte con sus estatutos y sus nacionalismos, tiene que vestirse con las ropas culturales del sur bético y tartésico, senequista pero ácrata, andalusí pero cofrade. De manera que España es Andalucía (y al contrario no está tan claro).

Y entre ambos paralelos esas gentes de luz de las que habla el himno: los andaluces. Una nación como un templo que nunca ha sido patria, sino matria; que nunca ha tenido estado ni ganas de tenerlo; vieja como el índalo, pero alegre como un baile; urbana como la polis griega, pero sin provincias. Sólo el estado tiene provincias y nosotros siempre hemos tenido problemas con los estados. Madrid quisiera ser París y tener ocho provincias al sur. Pero los andaluces vamos por la historia dando almas humanas a las gentes, y el alma puede tener regiones, comarcas, ciudades, habitaciones oscuras o salas luminosas donde baila el corazón, pero el alma no tiene provincias, término triste y administrativo, napoleónico y escurialense. Gentes de Sevilla, que no es lo mismo que ser de Jerez, gentes de Algeciras que no es lo mismo que Cádiz, andaluces de Jaén, o como dijo Federico en correcto catalán: andaluces del reino de Granada.

Si oímos a alguien que niega su condición de andaluz, porque -por ejemplo- es de Málaga, entonces escuchamos la prueba de que esa persona es andaluza, porque a los elementos constitutivos de lo andaluz pertenece la fortísima personalidad identitaria de las ciudades. Y para qué vamos a hablar de Cartago Nova o de Emérita Augusta, ciudades andaluzas que a nadie le preocupa que puedan caer en el partido judicial de Cantabria. Por nosotros como si se independiza La Rioja. Los andalusíes se referían a todo lo que hubiera al norte del Duero como “reinos sin ciudades ni estatuas”. Ya éramos polis cuando en el planeta había más rebaños que ciudades. Y por eso nos gusta la política, lo público aunque tengamos tantos problemas con lo estatal, que no es lo mismo.

Ayer presentamos en Granada www.paralelo36.org , una revista digital de pensamiento político andaluz. Un centenar de gentes de luz hemos hecho una revista para hablar sobre las cifras de paro; sobre la renta social básica que nos gusta porque es pública, pero no estatal; sobre cómo podemos cambiar las diputaciones provinciales para convertirlas en ciudades y comarcas de nuestra alma; sobre la crisis diferencial; sobre la identidad que es lo que somos y lo que no somos. Ninguna teoría sin acción, decían nuestros viejos luchadores republicanos, pero tampoco ningún activismo sin teoría, añadimos nosotros. La teoría es iluminar y contar lo que hacemos y a los andaluces nos preocupa menos la vida que cómo contarla, nos gusta más la luz demoledora del Cabo de Gata que el ronroneo insidioso de las cañerías del estado. Ha sonado la hora del pensamiento y la teoría. Tarde o temprano sonará la hora de la política.


Saludos. Ángel B.
http://gomezpuerto.blogspot.com/

2 comentarios:

casandra dijo...

Excelente texto, no cabe duda de que josé Luis Serra es un maestro en esto de la escritura.
Bellísimas metáforas que tienen dos lecturas, la poética y la verdad que encierran, que es esa dignidad de derrotados históricos que es a la postre el pueblo andaluz, siempre sufriendo, con el orgullo que da la historia, llorando en las coplas del cante jondo nuestras lástimas, mientras despedimos a nuestros hijos que se marchan a trabajar al norte, porque no hemos tenido el coraje de luchar, porque preferimos el estado quieto y en paz del lamento.
Respecto a la architrillada frases de Federico "andaluces del reino de Granada" ya me cansa oirsela a andaluces de Granada. Supongo que esto se debe al amor de madre que tanto Federico como José Luis sienten por su bella tierra, pero precisemos, si algo define un territorio es su paisaje y Andalucía está definida por el Guadalquivir y por el Estrecho (por ese orden) y si hay una ciudad bandera de la personalidad de Andalucía, esa es Córdoba y no otra. La Córdoba capital de la Bética, que tenía entre sus provincias a la citada Emerita augusta, y esa Córdoba del Califato que contaba en sus territorios con casi toda la piel de toro y por supuesto Granada. ¡Vamos hombre! faltaría más, al césar lo que es del césar, y a díos lo que es de Cajasur y del señor marqués de las vegas y campiñas.

Habrá que estar atento a este interesante proyecto, tiene buena pinta.

Dr. Mabuse dijo...

Bajémonos a la tierra y despertemos. Es bellísima esa idea de Andalucía, más que de territorios, de conceptos abstractos, única vía a mi juicio de entender lo andaluz. Frente a los nacionalismos del norte, que milimétricamente definen y defienden fronteras, el andalucismo debe basarse en conceptos de carácter universal, porque son aquéllos los que lo han conformado. Buscar Andalucías más que buscar una Andalucía. Andalucías en el interior de la actual Comunidad Autónoma, Andalucías africanas e ibéricas, Andalucías americanas...
No hace mucho Manuel Harazem publicó un post en su blog sobre los alminares tunecinos. Cada vez que tengo contacto con esos parentescos culturales se me erizan los vellos del antebrazo.
Pero descendamos del cielo. Toda esa conceptualidad radiante se viene abajo cada vez que, fruto de la barbarie y el desconocimiento, propio y ajeno, pone en solfa o ridiculiza abiertamente el concepto de 'lo andaluz'. Y nadie contempla las similitudes de los alminares tunecinos con los campanarios andaluces de Aragón, sólo el chascarrillo maledicente, el ceceo tomado como arma ridiculizante, la vagancia extrema y ese ir de feria en feria que resumen a día de hoy el concepto antes aludido.