sábado, 21 de febrero de 2009

Las víctimas no pueden legislar

Hasta Gabilondo sucumbió a la tentación de sacar en su telediario a la madre de Marta del Castillo deseando todas las penas del infierno para los asesinos de su hija. Cincuenta reporteros la rodeaban expectantes. Seguro que la maldición que profirió colmó sus expectativas y las de sus jefes de redacción.

El Derecho Penal ha necesitado miles de años para evolucionar desde la venganza individual a la justicia imparcial y más de doscientos para abandonar los castigos crueles en beneficio de las penas que buscan la rehabilitación del delincuente.

Todo ese progreso de civilización está destruyéndose rápidamente en los últimos años, desde que los gobiernos democráticos se han echado en brazos del populismo penal, pensando en la cosecha de votos. A las víctimas hay que socorrerlas, indemnizarles y ayudarles a superar su trauma.

Pero no hay que tener en cuenta sus opiniones sobre la respuesta que la sociedad debe dar al crimen, no sólo porque su dolor les incapacita para pensar con objetividad, sino sencillamente porque no es de su incumbencia. Después del patético periplo del padre de la niña Mari Luz por los despachos del ministro de Justicia y el presidente del Gobierno, parece que de nuevo nos aguarda la imagen de nuestros gobernantes poniendo cara de circunstancias ante los padres de Marta.

Pero, una vez iniciado el serial, la cosa no acabará nunca, ya que es estadísticamente imposible que en un país de cuarenta y seis millones de habitantes no tengamos al menos un asesinato cada semana. Y no sé por qué unos padres van a ser menos que otros.

Lo malo es que esta serie dramática necesitará unas intervenciones cada vez más contundentes de las víctimas y una respuesta del Gobierno digna del papel que ha aceptado. Pronto a la petición de cadena perpetua sucederá la petición de pena de muerte. Y el Gobierno seguirá endureciendo penas hasta el delirio, a remolque de esta miserable escalada, incapaz de aportar un discurso jurídico ponderado frente a tanta demagogia, tanto amarillismo y tanta falta de respeto auténtico por las víctimas.

Gonzalo Martínez-Fresneda

1 comentario:

Zahhak dijo...

Estaba a punto de escribir un post sobre este tema.

Respetando todo el dolor, todo este proceso está viciado por la desproporción.

Quizá es lógico que haya en este momento 2 helicóperos, 200 personas, 11 lanchas, no sé cuántos coches y perros españoles y holandeses buscando el cuerpo de Marta.

Quizá sea normal que el presidente del gobierno reciba a sus padres.

Vivimos en el mundo del suceso extraordinario llevado hasta el delirio, un buen modo de encubrir lo ordinario, cotidiano y reincidente (no por ello menos repugnante).

Creo que las Islas Canarias pertenecen a España. En una de ellas, Lanzarote, varios menores de edad perdieron la vida hace unos días. Un caso más: ya son muchos.

¿Quién pide la cadena perpetua para los últimos responsables de este drama? ¿Quién ambiciona su pena de muerte?

Llevo cuatro telediarios aguantando las expectativas (diarias) sobre el Oscar de Penélope, y dos o tres sobre Cibeles Fashion Week. Llevamos muchos más con otras noticias, y muy pocos (o ninguno) con los dramas olvidados.