Efectivamente, Sra. Morrison. Sin entrar al trapo de todo este absurdo del home cimena en la Mezquita, que algunos de nuestros responsables políticos piensen que esto, más allá de un homenaje pueril a los cines de verano, va a atraer turistas, es la cosa más idiota que se ha organizado en esta ciudad desde hace mucho, pero mucho tiempo. Y lo de comparar la sesión multimedia con lo que hace París o Madrid... bueno, es que me da la risa. ¡Qué nivel!! Pero lo dicho, sin entrar en eso (que me embalo) lo cierto es que aquí aparece otro escalafón más en la incompetencia política y la improvisación. Lo que, aparentemente, es una nimiedad, o incluso un atractivo añadido, resulta ser -tras un análisis más minucioso- otra vuelta de tuerca en la falta de visión política, económica y cultural del consistorio. No hace falta ser premio Nobel de economía para saber que las actividades deber diversificarse para aumentar los beneficios y disminuir los riesgos. Pero aquí en Córdoba lo del Patrimonio es sinónimo de "mezquita" y lo de Arqueología, de "piedras". No sé lo que se van a gastar en la catetada esta, pero con ese dinero se podrían rehabilitar espacios naturales y arqueológicos y convertirlos en atractivos puntos de visita. Es lo que llevo clamando en el desierto desde que empecé el mi blog... y se ve que esta idea de rentabilidad socio-económica del patrimonio no cuaja. Es mejor hacer grandes superficies. En fin, enhorabuena por traer esto a colación, pero auguro grandes tardes de artículos sobre esto...
Córdoba para el exterior sigue siendo sinónimo de Mezquita y calor veraniego. Bueno, también de geranios. Y nada, nada, nada más. Triste imagen y proyección de una ciudad que podría ofrecer tanto y de forma tan diversa, de una forma científica y respetuosa con su medio ambiente (en su sentido más genérico). Aunque, Jerónimo, no creo que este espectaculillo consiga focalizar más aún la atención sobre la Mezquita. Dado su contenido final, auguro que sólo será visto por monjitas acompañadas de sus directores espirituales. Y monjas no es que vayan quedando muchas.
No puede ser de otra manera Mabuse. Córdoba es una ciudad ensimismada y triste, que dice una cosa y hace otra. Los fines de semana Córdoba es un páramo yermo en el que no se mueve ni el aire. Acabado el comercio matutino del sábado, la ciudad (ciudadanos) desaparece. Todo adquiere un aire fantasmagórico y puede suceder que de pronto te veas solo en la ciudad. El cordobés huye a las parcelas y peroles, porque sabe que la ciudad se torna triste, dejando al visitante solo las piedras. Gran parte de los bares y restaurantes cerrados, la actividad cultural cesa el viernes por la noche, porque hemos decidido parecernos a una gran ciudad sin serlo. ¿Cómo quieres que el turista repita en esta ciudad, una vez vista la mezquita, está vista la ciudad (sobre todo en fin de semana) con lo que volver a Córdoba carece ya de aliciente para los restos. Y lleven toda la razón, yo tampoco volvería. La ciudad equivoca su desarrollo turístico del todo. Es de cajón que cuando nosotros visitamos una ciudad (es decir: nos convertimos en turistas) nos gustan las ciudades que nos hacen partícipes de su vida cotidiana, las que están llenas de animación, y en las que podemos percibir y compartir sus modos de vida. Sin embargo no estamos dispuestos a ofrecerle eso mismo a quienes nos visitan, por tanto ellos sienten que son turistas y no se encuentran cómodos, la ciudad (los ciudadanos) le da la espalda a todo lo que huela a turismo, el cordobés nunca se toma las cañas más abajo del Bar Correo, le hemos dado la espalda a la Judería como espacio social de convivencia de los cordobeses y por lo tanto, el turista se ve rodeado solo de turistas y esto no le gusta a nadie. En definitiva: les hemos dado al visitante tan solo los restos de la ciudad, no podemos pretender por tanto que estos nos estimen. ¿Qué porqué es esto así? pues ni puta idea pero es así. Quizás porque todo este tejido está controlado por funcionarios y a ver quien es el guapo que los hace trabajar. El caso es que esto no tiene remedio, mientras no se dinamice la propia sociedad cordobesa a vivir y disfrutar de la ciudad los fines de semana y no a huir de ella. Más conciertos en la calle, más exposiciones, todos los establecimientos de restauración abiertos, actos culturales programados o iniciados en fin de semana etc. Somos nosotros mismos los que nos estamos cerrando la puerta de la prosperidad.
Casandra, me gustaría hablar detenidamente de todo esto que comentas, a ser posible con un buen fino y un salmorejo entre medias. Si no es posible, dado el caso, con un pitarra y una buena tapa de jamón de Montánchez. Describes bien la situación cordobesa, pero a veces se tiende a considerar lo ajeno como mejor, sin más. La progresiva 'turistificación' del entorno de la Mezquita, y la consiguiente pérdida de hálito vital del mismo, ha sido paralelo al cambio del centro de gravedad de la ciudad. En el XV, este centro se situaba en los alrededores del Potro; a partir del XVII, en la Corredera; ya en el XX en las Tendillas; en el XXI en dirección a la Sierra... Estos cambios de centralidad no han sido sufridos por otras ciudades, en los que sus plazas mayores aún siguen teniendo un carácter simbólico, social e incluso económico sustancialmente similar al de tiempos pasados: Salamanca, Cáceres, incluso Granada, en donde la zona turística sigue siendo la vieja zona comercial y representativa, salvo el Albayzín, que presenta, sobre todo en su parte superior, una atonía similar, o incluso peor, a la existente en la Medina-Axerquía cordobesa. A ello incide también el tamaño de las ciudades, entendiendo por 'tamaño' no estrictamente su cantidad de población. Tienes razón de que Córdoba ha jugado a ser ciudad grande, sin llegar a serlo. Se extendió por el Oeste, el Este, por el Norte y hasta por el Sur, donde las condiciones climáticas son las menos favorables, formándose una ciudad relativamente extensa y despersonalizada que ahogó su casco histórico interior, cada vez más despoblado y envejecido que ha pasado de tener censados unos 70.000 individuos a menos de 30.000. Es por ello que considero que los problemas que indicas tienen una cierta base de configuración urbanística (además de todos aquellos que infieren sin duda).
Lo tengo que dejar. Menuda paliza estoy dando. ¡Vaya rollito se está soltando el Mabuse! Lo dicho, esto, lo mejor, con un medio o un pitarrina (o en una próxima paliza escrita).
Es cierto todo el movimiento demográfico que describes, está certificado por los libros de historia. Pero yo creo que hay algo más. Recuerdo un tiempo no tan lejano, en que la judería era la ruta del esparcimiento de los cordobeses. Se iba de cañas y vinos por ella, en la ruta de ocio de mi juventud estaban los bares y tabernas de la judería; boquerones en la Mezquita, pincho de tortilla y caña en el Santos, reuniones pandilleras en el Burladero... y hasta uno de los pub primeros de la ciudad el Rubayyat en la calle Deanes. Todo esto llenaba esta zona de la ciudad de animación local que el turista podía disfrutar mezclándose con los locales, pero ya todo desapareció y la judería pasando las ocho de la tarde se vuelve inquietantemente silenciosa. Ya solo hay bares y restaurantes enfocados únicamente a un turista cada vez más excaso y que no son del gusto de los cordobeses. Bien es verdad que en los últimos tiempos están apareciendo algunas opciones pero un tanto alejadas de la judería como es el caso de la plaza de las Cañas o la Corredera, que si parecen acertar con el gusto cordobés. También y un tanto aislado, en la plaza Abades hay un bonito bar "El Barón Rojo" que también convoca parroquia cordobesa, pero esto es insuficiente para animar al cordobés amante de la taberna a bajar por estos lares. Avísame cuando vengas por aquí, que estaré encantado de tomarme unos medios contigo.
Casandra, propongo que se realice una convocatoria extraordinaria de la Asamblea General de Accionistas de La Calleja S.A. para la próxima Semana Santa. Si las circunstancias me lo permiten, creo que estaré en Córdoba en su primera mitad. Espero adhesiones a la convocatoria.
Me adhiero como una lapa. No obstante, haré lo posible por no estar en este inciensario vivo en esos días tan señalados. Ha estado bien lo de la A.G.A. de la Calleja, S.A. jeje.
CELOSÍAS DE LA MEZQUITA La Proverbial Desidia de nuestras autoridades se apresta a cometer uno más de los espeluznantes desaguisados en el patrimonio histórico-artístico a los que los cordobeses nos hemos ya acostumbrado.
PAVIMENTOS DEL POTRO Se los van a cargar, levantarán las piedras de la plaza completa pero no soterrarán los feos cables de la fachada. Una prueba clara de la falta de voluntad para arreglar este gran problema de nuestro Patrimonio de la Humanidad.
PINTURAS DEL TÓA20DUROS EN LAS PAREDES DE LA MEZQUITA El Cabildo (que to le cabe, hasta la multimierda) clava alcayatas y cuelga sus cuadritos de aficionados en las paredes de la Mezquita de Córdoba, saltándose a piola las normas sobre patrimonio nacional y mundial. Y todos dicen amén.
8 comentarios:
Es tremendo!!!
Vivir en la mentira está llegando en esta ciudad a cotas verdaderamente irrisorias.
¡¡ más maderaaa !!
Efectivamente, Sra. Morrison. Sin entrar al trapo de todo este absurdo del home cimena en la Mezquita, que algunos de nuestros responsables políticos piensen que esto, más allá de un homenaje pueril a los cines de verano, va a atraer turistas, es la cosa más idiota que se ha organizado en esta ciudad desde hace mucho, pero mucho tiempo. Y lo de comparar la sesión multimedia con lo que hace París o Madrid... bueno, es que me da la risa. ¡Qué nivel!!
Pero lo dicho, sin entrar en eso (que me embalo) lo cierto es que aquí aparece otro escalafón más en la incompetencia política y la improvisación. Lo que, aparentemente, es una nimiedad, o incluso un atractivo añadido, resulta ser -tras un análisis más minucioso- otra vuelta de tuerca en la falta de visión política, económica y cultural del consistorio. No hace falta ser premio Nobel de economía para saber que las actividades deber diversificarse para aumentar los beneficios y disminuir los riesgos. Pero aquí en Córdoba lo del Patrimonio es sinónimo de "mezquita" y lo de Arqueología, de "piedras". No sé lo que se van a gastar en la catetada esta, pero con ese dinero se podrían rehabilitar espacios naturales y arqueológicos y convertirlos en atractivos puntos de visita. Es lo que llevo clamando en el desierto desde que empecé el mi blog... y se ve que esta idea de rentabilidad socio-económica del patrimonio no cuaja. Es mejor hacer grandes superficies. En fin, enhorabuena por traer esto a colación, pero auguro grandes tardes de artículos sobre esto...
Córdoba para el exterior sigue siendo sinónimo de Mezquita y calor veraniego. Bueno, también de geranios. Y nada, nada, nada más. Triste imagen y proyección de una ciudad que podría ofrecer tanto y de forma tan diversa, de una forma científica y respetuosa con su medio ambiente (en su sentido más genérico). Aunque, Jerónimo, no creo que este espectaculillo consiga focalizar más aún la atención sobre la Mezquita. Dado su contenido final, auguro que sólo será visto por monjitas acompañadas de sus directores espirituales. Y monjas no es que vayan quedando muchas.
No puede ser de otra manera Mabuse. Córdoba es una ciudad ensimismada y triste, que dice una cosa y hace otra. Los fines de semana Córdoba es un páramo yermo en el que no se mueve ni el aire. Acabado el comercio matutino del sábado, la ciudad (ciudadanos) desaparece. Todo adquiere un aire fantasmagórico y puede suceder que de pronto te veas solo en la ciudad. El cordobés huye a las parcelas y peroles, porque sabe que la ciudad se torna triste, dejando al visitante solo las piedras. Gran parte de los bares y restaurantes cerrados, la actividad cultural cesa el viernes por la noche, porque hemos decidido parecernos a una gran ciudad sin serlo.
¿Cómo quieres que el turista repita en esta ciudad, una vez vista la mezquita, está vista la ciudad (sobre todo en fin de semana) con lo que volver a Córdoba carece ya de aliciente para los restos. Y lleven toda la razón, yo tampoco volvería.
La ciudad equivoca su desarrollo turístico del todo. Es de cajón que cuando nosotros visitamos una ciudad (es decir: nos convertimos en turistas) nos gustan las ciudades que nos hacen partícipes de su vida cotidiana, las que están llenas de animación, y en las que podemos percibir y compartir sus modos de vida. Sin embargo no estamos dispuestos a ofrecerle eso mismo a quienes nos visitan, por tanto ellos sienten que son turistas y no se encuentran cómodos, la ciudad (los ciudadanos) le da la espalda a todo lo que huela a turismo, el cordobés nunca se toma las cañas más abajo del Bar Correo, le hemos dado la espalda a la Judería como espacio social de convivencia de los cordobeses y por lo tanto, el turista se ve rodeado solo de turistas y esto no le gusta a nadie.
En definitiva: les hemos dado al visitante tan solo los restos de la ciudad, no podemos pretender por tanto que estos nos estimen.
¿Qué porqué es esto así? pues ni puta idea pero es así. Quizás porque todo este tejido está controlado por funcionarios y a ver quien es el guapo que los hace trabajar. El caso es que esto no tiene remedio, mientras no se dinamice la propia sociedad cordobesa a vivir y disfrutar de la ciudad los fines de semana y no a huir de ella. Más conciertos en la calle, más exposiciones, todos los establecimientos de restauración abiertos, actos culturales programados o iniciados en fin de semana etc.
Somos nosotros mismos los que nos estamos cerrando la puerta de la prosperidad.
Casandra, me gustaría hablar detenidamente de todo esto que comentas, a ser posible con un buen fino y un salmorejo entre medias. Si no es posible, dado el caso, con un pitarra y una buena tapa de jamón de Montánchez. Describes bien la situación cordobesa, pero a veces se tiende a considerar lo ajeno como mejor, sin más. La progresiva 'turistificación' del entorno de la Mezquita, y la consiguiente pérdida de hálito vital del mismo, ha sido paralelo al cambio del centro de gravedad de la ciudad. En el XV, este centro se situaba en los alrededores del Potro; a partir del XVII, en la Corredera; ya en el XX en las Tendillas; en el XXI en dirección a la Sierra... Estos cambios de centralidad no han sido sufridos por otras ciudades, en los que sus plazas mayores aún siguen teniendo un carácter simbólico, social e incluso económico sustancialmente similar al de tiempos pasados: Salamanca, Cáceres, incluso Granada, en donde la zona turística sigue siendo la vieja zona comercial y representativa, salvo el Albayzín, que presenta, sobre todo en su parte superior, una atonía similar, o incluso peor, a la existente en la Medina-Axerquía cordobesa. A ello incide también el tamaño de las ciudades, entendiendo por 'tamaño' no estrictamente su cantidad de población. Tienes razón de que Córdoba ha jugado a ser ciudad grande, sin llegar a serlo. Se extendió por el Oeste, el Este, por el Norte y hasta por el Sur, donde las condiciones climáticas son las menos favorables, formándose una ciudad relativamente extensa y despersonalizada que ahogó su casco histórico interior, cada vez más despoblado y envejecido que ha pasado de tener censados unos 70.000 individuos a menos de 30.000. Es por ello que considero que los problemas que indicas tienen una cierta base de configuración urbanística (además de todos aquellos que infieren sin duda).
Lo tengo que dejar. Menuda paliza estoy dando. ¡Vaya rollito se está soltando el Mabuse! Lo dicho, esto, lo mejor, con un medio o un pitarrina (o en una próxima paliza escrita).
Es cierto todo el movimiento demográfico que describes, está certificado por los libros de historia. Pero yo creo que hay algo más. Recuerdo un tiempo no tan lejano, en que la judería era la ruta del esparcimiento de los cordobeses. Se iba de cañas y vinos por ella, en la ruta de ocio de mi juventud estaban los bares y tabernas de la judería; boquerones en la Mezquita, pincho de tortilla y caña en el Santos, reuniones pandilleras en el Burladero... y hasta uno de los pub primeros de la ciudad el Rubayyat en la calle Deanes. Todo esto llenaba esta zona de la ciudad de animación local que el turista podía disfrutar mezclándose con los locales, pero ya todo desapareció y la judería pasando las ocho de la tarde se vuelve inquietantemente silenciosa. Ya solo hay bares y restaurantes enfocados únicamente a un turista cada vez más excaso y que no son del gusto de los cordobeses. Bien es verdad que en los últimos tiempos están apareciendo algunas opciones pero un tanto alejadas de la judería como es el caso de la plaza de las Cañas o la Corredera, que si parecen acertar con el gusto cordobés. También y un tanto aislado, en la plaza Abades hay un bonito bar "El Barón Rojo" que también convoca parroquia cordobesa, pero esto es insuficiente para animar al cordobés amante de la taberna a bajar por estos lares.
Avísame cuando vengas por aquí, que estaré encantado de tomarme unos medios contigo.
Casandra, propongo que se realice una convocatoria extraordinaria de la Asamblea General de Accionistas de La Calleja S.A. para la próxima Semana Santa. Si las circunstancias me lo permiten, creo que estaré en Córdoba en su primera mitad. Espero adhesiones a la convocatoria.
Me adhiero como una lapa. No obstante, haré lo posible por no estar en este inciensario vivo en esos días tan señalados. Ha estado bien lo de la A.G.A. de la Calleja, S.A. jeje.
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